
Trump y los multimillonarios a los que representa han intensificado su desenfreno en la búsqueda del lucro. Los crecientes ataques a las regulaciones medioambientales y al derecho de los estados a aplicar sus propias regulaciones llevarán a una rápida destrucción del medio ambiente en todo el mundo.
Se trata de un intento de volver a una época en la que los políticos dirigían abiertamente el país sin tener en cuenta nada más que el aumento de sus ganancias. Los trabajadores se enfrentaban a jornadas laborales de 12, 14 o más horas en condiciones increíblemente duras. Los niños eran mutilados y asesinados en las fábricas y las minas. Las mujeres no tenían derechos. La raza y la etnia dictaban tu lugar en ese mundo. La Tierra era algo que había que destrozar para extraer los recursos. Los residuos se vertían en el suelo, el agua y el aire, envenenando la vida en el planeta.
Estas prácticas destructivas han sido cuestionadas, pero aún no han sido derrotadas. Los movimientos por una vida mejor han cambiado las cosas, especialmente nuestra comprensión del mundo y de lo que es posible. Se han conseguido algunos derechos para los trabajadores. Se han cuestionado el racismo, el sexismo y otras divisiones explotadoras. Se han conseguido avances que ponen algunos límites a los daños causados al medio ambiente. Pero también hemos visto cómo estos logros pueden verse debilitados o anulados.
En las últimas semanas, Trump ha puesto en su punto de mira las leyes y normativas conseguidas por los movimientos obrero y ecologista. A diferencia de la mayoría de los políticos, no oculta sus motivos y objetivos. Prometió a la clase multimillonaria, especialmente a las empresas de combustibles fósiles, que los días de regulaciones han terminado para ellos. Esto garantizará los cientos de miles de millones de dólares de ganancias con los que cuentan a medida que se abre más nuestra Tierra a la extracción de petróleo y gas; a medida que se dejan de lado las regulaciones sobre contaminación; y a medida que se eliminan las normas sobre aire y agua limpios. Piensan que los recursos de la Tierra son suyos.
Antes de Trump, demócratas y republicanos representaban los mismos intereses corporativos que ahora. Pero no eran tan descarados. Les preocupaban las futuras elecciones y algunos entendían cuáles serían las consecuencias del calentamiento continuado del planeta.
Nuestro planeta está siendo atacado y hay que hacer todo lo posible para preservar los ecosistemas y la vida tal y como la conocemos. Con los combustibles fósiles como fuente primaria de energía, aumentar la producción significa poner más carbono en la atmósfera, lo que conduce a un calentamiento aún mayor del planeta. Los científicos están de acuerdo en que un aumento superior a 1,5 grados centígrados (unos 2,7 grados Fahrenheit) de la temperatura media mundial tendrá consecuencias especialmente dramáticas. El año pasado fue el primero en superar ese umbral.
Como resultado, estamos experimentando una alteración masiva de nuestro medio ambiente. Los océanos se calientan, las capas de hielo se derriten, el aire se calienta y transporta más humedad. Esto es responsable de muchos de los fenómenos meteorológicos extremos que estamos presenciando: huracanes, lluvias torrenciales, inundaciones y mucho más. En las zonas del interior, los fenómenos meteorológicos extremos están provocando entornos más secos e incendios masivos. Los ríos se están secando y las tierras de cultivo se están convirtiendo en desiertos. El ritmo de extinción de especies es alarmante.
La ciencia nos dice lo que hay que hacer: dejar de depender de los combustibles fósiles como fuente de energía. Y aquí es donde surge el conflicto entre la especulación y la vida. En estas empresas se invierten billones de dólares. Las ganancias reportadas por Exxon Mobil fueron de 76 mil millones de dólares en 2024. Los que se benefician no van a aceptar perder esos ingresos ni perder los billones de dólares invertidos en la producción continuada de petróleo y gas.
Proteger este sistema de producción capitalista es lo que está detrás de los ataques que estamos viendo, incluyendo la capacidad de producir información (ciencia), el derecho a retransmitir la información (medios de comunicación y el derecho a expresarse); el derecho a oponerse a la destrucción de nuestra Tierra (libertad de expresión y reunión); el derecho a mudarte si tu casa está siendo destruida (migración) y más.
Nuestro futuro está en peligro. En las últimas semanas y meses, hemos visto el comienzo de lo que podría ser un movimiento de masas. Los que están en el gobierno y los que ya no están en el poder no nos defenderán. Nuestro futuro puede y debe estar en nuestras manos. Lo que ocurra depende de nosotros.
La gente se manifiesta contra los ataques a los que nos enfrentamos, también contra el medio ambiente. El Día de la Tierra es el 22 de abril. Habrá manifestaciones en las que podemos participar. O podemos empezar nuestra propia.