
Meses después del inicio de la presidencia de Trump, la agenda de su administración no podría ser más clara: más riqueza para los multimillonarios y más poder para la presidencia. La administración se está preparando para aprobar 4,5 billones de dólares en recortes de impuestos para multimillonarios y corporaciones en diez años, que piensanpagar con recortes a la Seguridad Social, Medicare, Medicaid y otros servicios sociales. Anunciaron planes para otro gran aumento del gasto militar, con lo que el presupuesto militar superará el trillón de dólares. Y han recortado drásticamente los presupuestos de sanidad y educación de los veteranos, entre otros. Siguen despidiendo a miles de trabajadores del gobierno y atacando su derecho a formar sindicatos y negociar contratos.
Y sus imprudentes políticas arancelarias, que ya han tenido que pausar en dos ocasiones diferentes, ya han provocado subidas de precios y enormes oscilaciones en el mercado de valores, golpeando duramente las cuentas de jubilación de los trabajadores. Ya hay señales de más quiebras, despidos y cierres de plantas.
La administración Trump sabe que esta agenda es un ataque a los trabajadores, y una transferencia de riqueza a los súper ricos. Y saben que sus ataques descarados son impopulares, con grandes protestas que tuvieron lugar en todo el país el fin de semana pasado, y más de un millón de personas en las calles el 5 de abril. Por eso han intensificado sus ataques contra los manifestantes y los inmigrantes.
Recientemente, ICE detuvo a otro activista estudiantil palestino, Mohsin Mahdawi, y ha amenazado con deportarlo a pesar de que es un residente permanente legal de EE.UU. ICE lo atrajo a una de sus oficinas en Vermont fijando una cita falsa para la entrevista final de ciudadanía. Cuando llegó, los agentes lo detuvieron. Al igual que otros activistas perseguidos, como Mahmoud Khalil, Mahdawi se encuentra ahora detenido sin cargos penales.
Los ataques de Trump contra las universidades van más allá de los estudiantes activistas. Está presionando económicamente a las universidades para que colaboren con su administración para reprimir el activismo en los campus y a cualquier persona o programa de estudios que sea crítico con él o con EE.UU. Su administración se ha dirigido recientemente a Harvard congelando miles de millones de dólares en fondos federales para investigación. Quieren instalar un supervisor federal para que el gobierno controle a quién contrata y admite Harvard, y qué se enseña en las aulas. Y han identificado otras 60 universidades con las que planean utilizar las mismas tácticas para intentar controlar las aulas y vigilar lo que se enseña en las universidades de todo el país.
Trump también ha utilizado su ataque contra los inmigrantes y la libertad de expresión para desafiar abiertamente a los tribunales y desafiar descaradamente la ley. La Corte Suprema ha dictaminado que el inmigrante salvadoreño, Kilmar Abrego, fue detenido ilegalmente y deportado a El Salvador, y que la administración Trump debe facilitar su regreso. Pero la administración ha desafiado la orden y ha declarado, junto con el presidente de El Salvador, Bukele, que no devolverán a Abrego a EE.UU. Trump incluso ha dicho que quiere empezar a perseguir a ciudadanos estadounidenses y deportarlos a El Salvador si participan en activismo político crítico con su agenda.
Incluso en estos pocos casos en los que la Corte Suprema ha fallado en contra de Trump, hasta ahora no ha habido ninguna consecuencia: Trump simplemente ignora el fallo. Y los demócratas siguen mostrando su total debilidad, sólo se oponen a Trump con palabras porque no tienen nada que proponer salvo que les voten en las elecciones de mitad de mandato.
La administración Trump quiere que sus ataques se conviertan en la nueva normalidad. Está muy claro que estas agresivas y descaradas detenciones y deportaciones, junto con la escalada de la represión, están diseñadas como tácticas de miedo – quieren silenciar a la gente a la sumisión, esperando que este nivel de represión sea simplemente aceptado pasivamente por gran parte de la población. Y quieren desafiar abiertamente a los tribunales y ver hasta dónde pueden llevar las cosas.
Para esta administración, el camino adelante está claro. Se trata de un giro brusco hacia el autoritarismo de extrema derecha, destinado a defender una dictadura de multimillonarios sobre nuestras vidas. La administración de Trump no nos promete más que una mayor desigualdad, destrucción medioambiental y la amenaza de la guerra a medida que el imperio estadounidense es desafiado internacionalmente.
Pero no podemos aceptar esta serie de ataques como la nueva normalidad. Ni los tribunales, ni los demócratas, ninguna fuerza exterior va a venir a salvarnos. Tenemos que movilizar nuestras propias fuerzas a un nivelnunca vista en generaciones para poner fin a estos ataques. Y no podemos limitarnos a oponernos a Trump. Debemos luchar para derrocar todo su sistema capitalista gobernado por los multimillonarios, a quienes Trump defiende. Se está trazando una línea en la arena, y tenemos a la mayoría de la gente de nuestro lado. El futuro depende de nosotros.