La situación en Gaza y Medio Oriente se deteriora rápidamente. Las fuerzas israelíes están llevando a cabo una implacable campaña militar que no tiene señales de detenerse. Horribles imágenes e informes de atrocidades inundan los medios de comunicación: personas quemadas vivas en camas de hospital en Gaza, soldados israelíes disparando a las fuerzas de paz de la ONU y barrios enteros de Gaza reducidos a escombros. Esta violencia no se limita a Gaza: se ha extendido por toda la región, afectando al Líbano, Siria y Yemen. La brutalidad forma parte de una campaña más amplia de genocidio contra los palestinos.
Recientemente, Israel mató al dirigente de Hamás Yahya Sinwar, pero es poco probable que este acto cambie el curso de la violencia. Israel ha asesinado a numerosos dirigentes de Hamás en el pasado, pero la embestida militar continúa. Cada asesinato de un dirigente no ha supuesto una verdadera pausa en la matanza y la destrucción. Israel sigue adelante con su agresión militar sin tener en cuenta las vidas de las personas árabes.
Debido a la presión pública y a un año de protestas, la administración Biden dice que quiere más ayuda humanitaria para Gaza. Biden también ha amenazado con recortar el financiamiento militar si Israel no permite la entrada de esta ayuda. Pero Estados Unidos no ha dejado de enviar apoyo militar destructivo a Israel. Y el ultimátum de Biden está fijado para después del día de las elecciones en Estados Unidos, lo que significa que Biden no tiene ningún incentivo para cumplir su amenaza.
La realidad es que el apoyo del gobierno estadounidense a Israel sigue siendo firme. La ayuda militar sigue fluyendo. Recientemente, Estados Unidos envió 100 soldados a Israel, junto con un sofisticado sistema antimisiles desarrollado por Lockheed Martin, un contratista de defensa cuyos ingresos se han disparado durante esta guerra.
Este apoyo inquebrantable demuestra los profundos lazos entre Estados Unidos e Israel, que permanecen inalterados a pesar de la actual crisis humanitaria. Incluso cuando la administración Biden hace gestos de presión sobre Israel, la alianza militar entre ambos países perdura. Estos movimientos son mera retórica, no hacen nada para frenar la campaña militar de Israel o dar alivio a los que sufren en Gaza.
La situación en Medio Oriente no es nueva. La política exterior de Estados Unidos lleva mucho tiempo priorizando el dominio regional y el lucro sobre los derechos humanos y el bienestar de la población de la región. La violencia en Gaza, Líbano, Siria y Yemen es sólo un síntoma de esta estrategia más amplia. Estados Unidos sigue apoyando la militarización de Israel, beneficiando a las empresas de defensa estadounidenses y asegurando sus propios intereses, mientras crece el sufrimiento humano. La violencia no cesará mientras no cambien estas prioridades.
Una nueva administración tampoco alterará el rumbo. Donald Trump se reunió con el primer ministro israelí Netanyahu en su casa de Florida a principios de octubre. La reunión tuvo lugar más o menos al mismo tiempo que Israel aumentaba su agresividad contra Irán y Líbano. Trump ha dejado claro que apoya plenamente el genocidio de Israel, instando a Netanyahu a «terminar el trabajo» de limpieza étnica del pueblo palestino.
La realidad es que todos los políticos, independientemente de sus intenciones individuales, defenderán el sistema de capitalismo al que sirve el gobierno estadounidense, tanto en casa como en el resto del mundo. Defenderán el aumento del presupuesto militar y la supresión y represión de quienes desafíen su poder. Los trabajadores no podemos decidir a dónde van nuestros impuestos o si financiamos guerras que benefician a los ricos.
Pero tenemos el poder de detener esta guerra. La historia nos demuestra que cuando la gente se une, protesta y se niega a ser cómplice de la violencia de este sistema, el cambio es posible. Fue la presión pública la que empujó al gobierno de Biden a mencionar la necesidad de ayuda humanitaria para Gaza. Ahora, debemos ir más allá. A través de la acción colectiva -protestas, boicots y presión sostenida sobre gobiernos y empresas- podemos desafiar al sistema que alimenta esta guerra. Podemos y debemos exigir el fin del apoyo militar estadounidense a Israel.