Trump ha anunciado muchos de los miembros de su gabinete, revelando un circo de fieles no calificados, incluyendo ejecutivos corporativos, élites ricas y reaccionarios de extrema derecha, todos decididos a dar limosnas a los ricos, mientras atacan a los trabajadores y a los pobres.
Ha seleccionado a gente dispuesta a destrozar la Agencia de Protección Medioambiental para beneficiar a las empresas de combustibles fósiles. Ha puesto a supremacistas blancos de extrema derecha a cargo de la política de inmigración, para abrir brechas más profundasentre los trabajadores nacidos en el país y los nacidos en el extranjero. Su gabinete está dispuesto a recortar aún más la atención a la salud reproductiva de las mujeres, posiblemente prohibiendo los abortos con medicamentos y métodos anticonceptivos, lo que perjudicará sobre todo a las mujeres de clase trabajadora. Y todos estos recortes y ataques irán acompañados de enormes reducciones de impuestos para los súper ricos.
Trump espera recortar el presupuesto del Departamento de Educación, donde ha nombrado a la multimillonaria Linda McMahon, una de las mayores donantes de la campaña de Trump, que no tiene experiencia real en educación, y que hizo su dinero en la industria del entretenimiento, cofundando la Federación Mundial de Lucha Libre. Con McMahon al mando, Trump ha prometido desmantelar la agencia, que proporciona fondos para la educación en los barrios más pobres del país, y también supervisa la legislación que se ganó durante el movimiento por los Derechos Civiles para proteger contra la discriminación de los estudiantes por motivos de raza o sexo. Trump quiere eliminar estas protecciones, y McMahon está dispuesta a llevarlo a cabo. Planean utilizar la agencia para desviar fondos federales de las escuelas públicas a las privadas, y ayudar a impulsar las escuelas de extrema derecha de ideología cristiana.
Trump también ha seleccionado a Elon Musk, el hombre más rico del mundo, y otro de los mayores donantes de la campaña de Trump, para ayudar a liderar un nuevo esfuerzo para recortar masivamente el gasto público y la regulación. Musk ha amenazado con recortar miles de programas, incluidos los de salud, seguridad en el lugar de trabajo, protección del medio ambiente y otros. Musk sugirió recortar todos los fondos para Planned Parenthood, que proporciona asistencia de salud a familias con bajos ingresos.
Aunque Musk pretende estar en contra de la financiación gubernamental, sus empresas, Tesla y SpaceX, se han beneficiado de miles de millones de dólares en fondos gubernamentales a lo largo de los años. Estos beneficios solo seguirán creciendo bajo la administración Trump. La hipocresía no podría ser más clara: Musk está a favor del financiamiento gubernamental cuando apoya a su clase de capitalistas súper ricos. Sólo está en contra cuando va a la clase trabajadora.
Muchas de estas políticas y ataques ya han estado ocurriendo en los estados controlados por los republicanos en todo el país. Ahora serán acelerados por el gobierno federal bajo Trump.
Los demócratas seguramente aprovecharán esta oportunidad para decir que votar por ellos es la única manera de defendernos. Pero han estado en el poder 12 de los últimos 16 años, y no han hecho nada para impedir que estos ataques se extiendan en estados de todo el país. Los demócratas, al igual que los republicanos, apoyan los intereses de las corporaciones y de sus ricos propietarios. Votar por ellos no ha hecho nada para proteger los intereses de la clase trabajadora.
El Gabinete de Trump nos da una idea del tipo de ataques contra los trabajadores que se avecinan. Pero la verdad es que ninguna de estas protecciones restringidas, aunque muy necesarias, nos las entregó el gobierno, ya sean protecciones legales menores para los trabajadores inmigrantes, financiamiento de la educación para los pobres, protecciones para el medio ambiente, protecciones básicas de seguridad para los empleados en el trabajo o un acceso mínimo a la atención de la salud reproductiva. Todas ellas se consiguieron a través de duros movimientos sociales en los que participó la gente de clase trabajadora. Las urnas no bastaron para conseguir estos logros, y tampoco bastarán para defenderlos. Para ello, se necesitará el mismo tipo de luchas colectivas que las ganaron para empezar.
No importa lo que traiga la administración Trump, la única respuesta que puede defender los intereses de la clase trabajadora es una lucha colectiva unificada, que incluya a todos los trabajadores: inmigrantes, nacidos en Estados Unidos, los que votaron por Trump, los que votaron por Harris y los que no votaron en absoluto. Ante estos ataques, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Depende de nosotros superar nuestras divisiones y unirnos para construir el tipo de unidad que necesitaremos para lo que nos espera.