
El 18 de marzo, Israel lanzó otro ataque y bombardeo masivo contra Gaza, matando a más de 400 personas en un solo día. Fue uno de los días más mortalen Gaza desde que comenzó la guerra genocida de Israel contra Palestina en octubre de 2023.
Los bombardeos de Israel rompieron el alto el fuego acordado con Hamás en enero. Pero en realidad, éste no había sido un alto el fuego real desde el principio. Incluso durante el acuerdo de alto el fuego, Israel nunca puso fin a la violencia y mató al menos a 170 personas en Gaza, amplió los ataques militares en Cisjordania y continuó restringiendo la cantidad de ayuda humanitaria que entraba en Gaza, fomentando la hambruna masiva y la propagación de enfermedades. Al final, este supuesto alto el fuego no fue más que una breve pausa mientras la administración Biden cedía el control del genocidio alimentado por Estados Unidos a la administración Trump.
La administración Biden defendía de boca para afuera la difícil situación de los palestinos inocentes, mientras que proporcionaba apoyo militar y político sin parar al genocidio de Israel y a la destrucción total de Gaza. Con Trump, no ha cambiado mucho, excepto que está dispuesto a decir la parte callada en voz alta, llamado abiertamente la limpieza étnica y la expulsión forzosa de los palestinos de Gaza para que pueda convertirse en la «riviera de Oriente Medio».
Trump hizo campaña para sacar a Estados Unidos de las guerras extranjeras y dar prioridad a los problemas internos. Pero desde que asumió el poder, está claro que no hay ninguna diferencia significativa entre su administración y la de Biden en su apoyo al genocidio de Israel. Desde que asumió el poder, Trump ha autorizado casi 12.000 millones de dólares en nueva ayuda militar a Israel. Mientras tanto, su administración está aprobando recortes fiscales masivos para multimillonarios y corporaciones, al tiempo que destripa y privatiza las agencias gubernamentales que proporcionan algún tipo de apoyo a los trabajadores.
Ahora ha firmado una orden ejecutiva para desmantelar el Departamento de Educación, y está despidiendo a miles de trabajadores del gobierno en muchos departamentos, como la Administración de la Seguridad Social, la Agencia de Protección Ambiental, Asuntos de Veteranos y muchos más.
Estas acciones reflejan las prioridades del imperialismo estadounidense: utilizar los recursos del Estado para mantener la dominación de Estados Unidos sobre lugares estratégicos como Medio Oriente, y deshacerse de cualquier organismo que ayude a la gente común o regule a las corporaciones en casa. Quieren eliminar cualquier obstáculo a sus beneficios y saquear cualquier gasto estatal que vaya al resto de nosotros, chupando recursos como los parásitos que son.
Su descarado apoyo a la masacre de palestinos en el extranjero, junto con la serie de ataques que cometen aquí en casa, se está convirtiendo en algo imposible de ignorar, y la resistencia está creciendo. La gente está empezando a volver a las calles en protesta por estos ataques abiertos.
Las protestas han seguido desarrollándose, como en los concesionarios de Tesla, denunciando el papel clave que Elon Musk está desempeñando en la aplicación de estas políticas destructivas, mientras que sus empresas reciben decenas de miles de millones de dólares en contratos con el gobierno. Tanto republicanos como demócratas se están viendo obligados a cancelar actos en ayuntamientos y discursos públicos porque la gente sigue manifestándose y denunciando todas las políticas que se están aplicando: furiosos con los republicanos por proponer estas políticas, y furiosos con los demócratas por apoyarlas.
A medida que crece la oposición, no es una sorpresaque estemos viendo cómo la administración Trump intensifica su represión contra aquellos que se levantan. No es una coincidencia que el gobierno haya capturado, detenido y esté amenazando con deportar a Mahmoud Khalil, un estudiante de posgrado de la Universidad de Columbia que es residente permanente legal (titular de una tarjeta verde) y que jugó un papel prominenteen las protestas contra el genocidio en Gaza en ese campus el año pasado.
Tampoco es casualidad que ahora amenacen a los que protestan en Tesla, con Trump diciendo: « los vamos a atrapar y van a pasar por un infierno». Incluso han dicho que cualquiera que vandalice un vehículo Tesla será acusado de «terrorismo doméstico», lo que puede acarrear una pena de 20 años de prisión.
Trump y sus secuaces saben que lo único que puede poner fin a su despiadado asalto a nuestras vidas es la resistencia masiva de la población. Y sus ataques sólo acaban de empezar: tienen mucho más preparado. Su mensaje es claro, quieren atemorizar a la gente hasta la sumisión, y atemorizarnos al silencio. En lugar de eso, convirtamos sus ataques en un grito de resistencia.
Ahora es el momento de tomar una posición contra Trump y los multimillonarios y todo su sistema que pone sus lucrospor encima de nuestras vidas.