Con el apoyo de EE.UU., Israel amenaza con una guerra más amplia

Destruction following an Israeli airstrike on a school in Gaza (Mahmoud Zaki/EPA)

La brutalidad de Israel ha vuelto a amenazar con desencadenar una guerra regional más amplia en Medio Oriente. Recientemente, Israel asesinó a uno de los principales dirigentes políticos de Hamás, Ismail Haniyeh, que había sido su principal negociador en las conversaciones de alto el fuego. Esto ocurrió horas después de que también asesinaran a un alto mando militar de Hezbolá en Líbano.

Irán ha prometido atacar directamente a Israel a modo de represalia. En respuesta a la amenaza iraní, EE.UU. ordenó inmediatamente el envío de más buques de guerra y aviones de combate a la región para defender a Israel en caso de ataque iraní. La situación es muy tensa, ya que Irán promete atacar Israel en cuestión de días.

Los recientes asesinatos de Israel son totalmente imprudente y corren el riesgo de acercar la región a una catástrofe total. Al matar al principal negociador de Hamás, Israel está enviando un mensaje claro de que no tienen ninguna intención de negociar. Sólo utilizan las negociaciones como cobertura para llevar a cabo su matanza de vidas palestinas. Su objetivo es la continua destrucción de Palestina y la expulsión de su pueblo. Las negociaciones no son más que una cortina de humo, una distracción para ganar más tiempo para estas matanzas implacables.

El nivel de hipocresía procedente de EE.UU. no podría ser más descarado. El gobierno estadounidense afirma que no quiere una guerra más amplia, o que no tenía conocimiento previo o participación en estos asesinatos, pero sus acciones hablan más que las palabras. Israel actuó sabiendo que podía llevar a cabo estos ataques sin arriesgarse a perder el apoyo militar estadounidense, que es exactamente lo que EE.UU. ha seguido ofreciendo sin interrupción, especialmente con estos nuevos despliegues de buques y tropas en la región.

Cada movimiento que siguen haciendo EE.UU. e Israel no hace sino acercar aún más la región a un conflicto peor. La magnitud de la brutalidad de Israel en Gaza es asombrosa, con al menos 40.000 palestinos muertos, y probablemente muchos más desaparecidos. Esta misma semana, Israel bombardeó una escuela que se utilizaba como refugio y mató a 80 palestinos. Para los que siguen vivos, el 85% de la población de Gaza está bajo órdenes de evacuación, y la mayoría se muere de hambre, sin tener adónde ir. Las fuentes de agua potable han sido envenenadas y enfermedades mortales como la poliomielitis han reaparecido debido al colapso de las infraestructuras sanitarias. Además, Cisjordania está sometida a constantes ataques militares.

Los políticos estadounidenses de ambos partidos apoyan la masacre de palestinos a manos de Israel. Y mientras que gran parte del mundo está de acuerdo con la acusación de crímenes de guerra de la Corte Penal Internacional al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, la mayoría de los políticos del Congreso estadounidense apoyaron plenamente la reciente visita de este criminal de guerra. Ya se trate de Biden, de Trump o de Harris, no hay diferencia cuando se habla de su apoyo inquebrantable al genocidio de Israel contra los palestinos.

A veces, EE.UU. puede preferir que Israel ejerza un poco más de moderación. Y ocasionalmente, principalmente por parte de los demócratas, ofrecen palabras de preocupación por el número de víctimas civiles en Gaza. Pero ahí se acaba todo. Detrás de estas palabras vacías hay un flujo continuo de dinero y armas que alimentan la maquinaria de guerra de Israel. Israel no está cometiendo estas atrocidades por su cuenta: EE.UU. es un socio activo en este genocidio. Se espera que miles de personas acudan a la Convención Nacional Demócrata el 19 de agosto para protestar contra la flagrante hipocresía de Biden y los demócratas.

El dominio militar de Israel en la región sólo existe gracias al apoyo de EE.UU. Si se cortara ese apoyo, estas atrocidades terminarían de la noche a la mañana. Pero eso no ocurrirá. El imperio estadounidense está demasiado ligado a Israel, que actúa como su fuerza militar intermediaria en la región. A EE.UU. no le interesa debilitar a Israel porque es demasiado valioso para proteger sus intereses militares y económicos en Oriente Medio. EE.UU. ha respaldado e instalado dictadores militares en toda la región que sirven a sus intereses, imponiendo pobreza, explotación y condiciones horribles a los trabajadores. El imperialismo estadounidense ha dominado Oriente Medio durante décadas y está dispuesto a arriesgarse a otra guerra masiva para mantener ese control.

Esta escalada hacia una guerra más amplia, suceda o no, es otro ejemplo evidente de la locura de este sistema. La implacable matanza de palestinos por parte de Israel, el afán del imperialismo estadounidense por dominar el mundo económica y militarmente, ambos suponen un enorme riesgo para la vida humana. Ningún rincón de la tierra está a salvo de los peligros que crea este sistema. Nada de esto beneficia a la gente trabajadora de ningún lugar. Este sistema no es una amenaza sólo para la vida palestina, sino también para la vida de la gente en todas partes. Debemos seguir organizando nuestras fuerzas para oponernos a él.

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