
El discurso de Trump ante el Congreso puso en plena evidencia tanto los ataques masivos de la administración contra los trabajadores, como la respuesta absolutamente inútil de los demócratas.
La administración Trump está haciendo todo lo posible para recortar el gasto en los trabajadores y los pobres con el fin de hacer espacio para un recorte de impuestos para las personas más ricas del planeta. El mayor recorte se propone para Medicaid, por un total estimado de 880.000 millones de dólares, del cual depende alrededor del 20% de la población para el seguro médico de bajos ingresos. Planean recortar 230.000 millones de dólares en la financiación de las estampillas de alimentos (conocidas como SNAP, o Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria), que atiende a unos 40 millones de personas de bajos ingresos. Proponen recortar unos 300.000 millones de dólares de los presupuestos de educación y ayuda a la vivienda, lo que perjudicaría sobre todo a millones de niños y familias con bajos ingresos.
Proponen despedir a 80.000 trabajadores del departamento de Asuntos de Veteranos, del que dependen millones de veteranos de clase trabajadora para muchos servicios, incluida la atención sanitaria esencial. La administración ha roto el contrato sindical de los trabajadores de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) y sus derechos a la negociación colectiva para intentar imponer despidos masivos y perseguir a los sindicatos de trabajadores del gobierno en general. La administración ha amenazado con intentar cerrar y probablemente privatizar el Servicio Postal, que emplea a más de 600.000 trabajadores de correos. Y ha habido toda una serie de despidos de guardaparques nacionales, científicos de investigación y más.
Durante su discurso, Trump incluso utilizó a un niño de 13 años superviviente de cáncer como apoyo para fingir que apoyaba la investigación del cáncer, incluso cuando la administración ha hecho recortes de millones de dólares en la financiación de la investigación del cáncer, parte de la misma investigación que era necesaria para mantener con vida a este niño.
Los republicanos saben que estos ataques a los trabajadores enfurecen a muchos de sus seguidores, pero siguen adelante de todos modos. Recientemente, los líderes del partido ordenaron cancelar los cabildos presenciales en el Congreso porque los votantes republicanos se están mostrando furiosos por los recortes actuales y propuestos al presupuesto gubernamental.
Y mientras crece la oposición a estos ataques, la administración intenta crear un ambientemás represiva, tratando de asustar a la gente para que se calle y no se levante. La administración ha amenazado con revocar el visado y deportar a cualquier inmigrante con visa de estudiante que proteste contra el genocidio de Israel en Palestina. Durante el fin de semana, un estudiante palestino graduado en la Universidad de Columbia, que inicialmente estaba aquí con una visa de estudiante, pero desde entonces se ha convertido en un residente permanente con una tarjeta verde, fue detenido por ICE, alegando que su visa y tarjeta verde han sido revocadas por el Departamento de Estado, y ahora se enfrenta a la deportación. La administración amenaza con muchas más detenciones como ésta.
A medida que aumentan sus ataques contra los trabajadores y se intensifica la represión, el partido demócrata se muestra completamente inútil, oponiéndose a Trump sólo de palabra. Durante el discurso de Trump en el Congreso, los demócratas parecían débiles y patéticos, sosteniendo carteles que decían «esto no es normal.» Están dispuestos a esperar esto hasta las próximas elecciones.
La realidad es que los demócratas defienden el mismo sistema que Trump, un sistema que protege los intereses de una minúscula clase de multimillonarios por encima de todo lo demás, y dicta todas las demás políticas: se trata de una dictadura de los ricos, una dictadura del capital. Antes de Trump, las administraciones demócratas y republicanas ocultaban esta dictadura tras una máscara de democracia. Pero con Trump, la máscara ha sido retirada, revelando la fea cara de este sistema. Trump es una declaración de que esta pequeña clase de gobernantes está dispuesta a confiar en la violencia abierta y la dictadura para defender sus intereses, y están dispuestos a intensificar su guerra contra la clase obrera.
Pero sin la máscara, la verdadera naturaleza de este sistema queda expuesta a la vista de todos. Los ricos son cerdos en el comedero, chupando todo lo que pueden para sí mismos. Sus ataques se dirigen claramente contra la mayoría de la población del país, y sólo benefician a un minúsculo grupo de súper ricos. Pero les superamos en número. La clase trabajadora es la inmensa mayoría en este país, y nosotros hacemos todo el trabajo para que su sistema funcione. Cuando nos organizamos -en nuestros lugares de trabajo, nuestras comunidades, nuestras escuelas- tenemos el poder de acabar con todo su sistema, y podemos utilizar nuestro poder para construir algo mejor. Pero para ello, debemos empezar por crear nuestras propias fuerzas para luchar.
Ahora es el momento de tomar partido, de alzar la voz allí donde estemos, de hacer saber a los demás que no tenemos por qué aceptar estos ataques y su miserable visión del futuro. Al igual que millones de personas antes que nosotros se han levantado contra la violencia y la opresión, ahora es el momento de plantar cara a Trump y sus secuaces, de luchar por nuestro futuro y de luchar contra todo su sistema.