En las últimas semanas han aumentado los llamados a que el presidente Biden abandone las elecciones presidenciales. Su actuación en el debate, así como en recientes ruedas de prensa, han mostrado un notable deterioro de sus capacidades mentales y físicas. A menudo le cuesta completar frases, llama a la gente por el nombre equivocado y tiene dificultades para caminar sin tropezar. Algunos líderes del Partido Demócrata han expresado su preocupación por que las deficiencias de Biden puedan hacerle perder frente a Trump en noviembre, y algunos importantes donantes y cargos electos demócratas incluso han rotolazos, pidiendo abiertamente que se aparte.
Pero Biden se ha negado a abandonar, insistiendo en que es el mejor candidato para vencer a Trump. Esto ha provocado una verdadera crisis en el Partido Demócrata, sin un acuerdo claro sobre cómo proceder. Pero el verdadero problema con Biden no es su edad: son las políticas y los intereses que él y los demócratas defienden. Desde que Biden fue elegido en 2020, los demócratas han hecho grandes promesas pero no han cumplido casi nada.
El gobierno de Biden se presume con frecuencia de que la tasa de inflación está bajando lentamente, pero los precios que pagamos siguen en niveles récord, y los trabajadores se endeudan cada vez más. Y la mayoría de los nuevos empleos que Biden presume de recuperar son a media jornada y con salarios bajos.
Biden prometió ser el presidente más “pro-trabajadores” de la historia. Pero no fue la vejez de Biden lo que hizo que él y su administración apoyaran a las grandes compañías ferroviarias en 2022 contra los trabajadores, aprobando leyes para bloquear una huelga e imponiendo un contrato que beneficiaba a las compañías ferroviarias.
Biden también hizo campaña prometiendo ser el presidente más respetuoso con el medio ambiente de todos los tiempos. Pero su avanzada edad no es la razón por la que ha aprobado más proyectos de perforación de combustibles fósiles que ningún otro presidente, incluido Trump. Mientras sufrimos olas de calor y huracanes devastadores, bajo el mandato de Biden EE.UU. está produciendo más barriles de petróleo que en ningún otro momento de la historia del país.
La vejez de Biden no es responsable de criminalizar a familias enteras de migrantes que huyen solo para sobrevivir. Biden y los demócratas pueden oponerse de palabra a los ataques racistas de Trump y los republicanos contra los inmigrantes, pero sus políticas en la frontera sur son prácticamente las mismas. Biden está orgulloso de que su administración sea responsable de un número récord de detenciones y deportaciones, incluso cuando estas políticas han provocado un número récord de muertes de inmigrantes.
La edad de Biden no es la razón del apoyo inquebrantable de su administración al genocidio en curso de Israel contra el pueblo palestino en Gaza. Desde el 7 de octubre, EE.UU. ha transferido miles de millones de dólares en ayuda militar a Israel, defendiendo su masacre. La administración Biden tiene la sangre de decenas de miles de palestinos en sus manos.
La principal razón de que Biden tenga un porcentaje de aprobación tan bajo y de que los demócratas estén preocupados por si podrán vencer a Trump no es la edad de Biden. Los problemas a los que se enfrenta la mayoría de los trabajadores de nuestra sociedad siguen siendo los mismos con Biden porque él y los demócratas defienden el mismo sistema que los republicanos. Si Biden abandonara y fuera sustituido por otro candidato, estas políticas no cambiarían.
La solución a este problema ciertamente no es apoyar a Trump y a los republicanos, que defienden el mismo sistema, y sólo ofrecen una agenda más derechista, atacando los derechos reproductivos de las mujeres, los derechos de las personas LGBTQ+, los inmigrantes, las personas negras, y más. Y sin duda, los esfuerzos para sacar a Trump de las elecciones, a través del asesinato o de otra manera, independientemente del motivo, tampoco lograrán nada. La agenda derechista expresada a través del Partido Republicano ciertamente continuaría con o sin Trump. Pero los demócratas tampoco han puesto freno a estas políticas y siguen oponiéndose a ellas sólo de palabra. Las urnas de noviembre no son suficientes para abordar los problemas que tenemos delante.
Ninguno de los dos partidos va a defender los intereses de los trabajadores. Ningún partido se opone a las guerras ni al genocidio. Ningún partido protege el medio ambiente. Independientemente de quién gane, ambos partidos defienden el mismo sistema antidemocrático, que está diseñado para explotar el trabajo de los trabajadores y proteger los intereses de las corporaciones y los súper ricos. Las elecciones están arregladas para que siempre gane su clase.
Tenemos que luchar contra todo esto, incluyendo los negocios de siempre de los demócratas y la agenda de derechas de los republicanos. Sabemos lo que nos espera de su sistema, por eso sólo podemos defender nuestros intereses nosotros mismos. Pero debemos recordar que somos la inmensa mayoría de la humanidad y que es nuestro trabajo el que hace funcionar su sistema. Cuando nos organizamos juntos, tenemos el poder de resistir más ataques y defender nuestros propios intereses. Si podemos empezar a unir nuestras fuerzas, tendremos el poder de organizar una lucha contra todo su sistema.