
Este Día del Trabajo se celebra en un momento de enormes ataques contra la población, especialmente contra los trabajadores de cualquier tipo. La administración Trump está librando una guerra de clases en favor de los multimillonarios y en contra del resto de nosotros.
Los aranceles irresponsables de Trump ya han comenzado a afectar los bolsillos y los empleos de los trabajadores. Los aumentos de precios están regresando, especialmente para los artículos de uso diario como los comestibles, la electricidad, la ropa y otros bienes básicos. Y ahora la administración ha eliminado las regulaciones para abrir las jubilaciones de los trabajadores a los especuladores de Wall Street para que apuesten por inversiones riesgosas como las criptomonedas. Y a medida que disminuye el poder adquisitivo de los trabajadores, estos aumentos de precios están afectando duramente a las pequeñas empresas, muchas de las cuales se han declarado en quiebra en lo que va del año.
Se han producido despidos masivos en todo el país. En los primeros seis meses de 2025, se eliminaron alrededor de 745 000 puestos de trabajo, la cifra más alta desde 2020, durante la pandemia. Una gran parte de estos despidos han afectado a trabajadores federales, con una estimación de 300 000 puestos de trabajo recortados. Las pequeñas tiendas minoristas han despedido a decenas de miles de trabajadores. Los despidos han afectado a la industria automovilística, y John Deere ha señalado recientemente los nuevos costes arancelarios como la razón de los despidos de 150 trabajadores hasta ahora, con planes de despedir a más pronto. Todo esto no ha hecho más que empezar.
También estamos viendo cómo esta administración intensifica su ataque a los sindicatos, poniendo fin de forma unilateral a los derechos de negociación colectiva de más de un millón de trabajadores federales, rompiendo sus contratos sindicales de golpe. Y han intensificado sus ataques contra la Junta Nacional de Relaciones Laborales, recortando aún más algunas de las protecciones y derechos que tienen los trabajadores en el empleo.
Al mismo tiempo, la campaña de terror de Trump contra las comunidades de inmigrantes se ha intensificado. ICE tiene el mayor presupuesto de su historia y se ha desatado en nuestras calles como una fuerza policial militarizada y sin escrúpulos. Se están realizando redadas en los lugares de trabajo y se está separando a familias enteras. Esto ha provocado miedo y una enorme escasez de trabajadores en determinados sectores, como la agricultura y la construcción, lo que hace que los precios suban aún más. Hace solo unos días, ICE incluso detuvo a dos bomberos inmigrantes mientras combatían un incendio forestal en el estado de Washington.
Mientras tanto, se han intensificado los ataques a la atención sanitaria y a los programas gubernamentales, con enormes recortes en Medicare y Medicaid que se han programado intencionadamente para que comiencen justo después de las elecciones de mitad de mandato, lo que reducirá drásticamente el acceso a los servicios para millones de personas mayores y trabajadores. Se ha reducido el acceso a las vacunas, lo que aumenta el riesgo de contraer enfermedades prevenibles. También se han recortado programas como el de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), dejando a las comunidades de clase trabajadora sin siquiera las protecciones mínimas contra los desastres climáticos que empeoran cada año.
El mensaje de los que están en el poder no podría ser más claro: este sistema sirve a los multimillonarios, y el resto de nosotros somos prescindibles. Estas son las verdaderas prioridades del gobierno de Trump: enriquecer a la clase dominante, atacar a la clase trabajadora, consolidar su poder e intimidarnos al resto para que guardemos silencio mediante la represión.
Pero hay una razón por la que sus ataques y su represión son tan feroces. Trump y los multimillonarios saben que solo hay una fuerza que puede detenerlos: el poder organizado de la clase trabajadora. Quieren dividirnos por motivos como el origen nacional, la raza, el género y la sexualidad. Quieren que nos tengamos miedo unos a otros en lugar de unirnos contra ellos. Quieren que nos paralicemos por su represión. Y quieren que nos agotemos, para que no luchemos.
Este Día del Trabajo, reflexionemos sobre los ataques a los que nos enfrentamos hoy, pero también sobre el poder de los trabajadores aquí y en todo el mundo para luchar y defendernos. El sistema que defienden no es invencible. Hemos luchado antes y estamos empezando a hacerlo de nuevo. Los ejemplos recientes de los trabajadores de Boeing, los auxiliares de vuelo, las enfermeras, los trabajadores de la industria automovilística y otros nos dan una pequeña idea del poder que los trabajadores podrían desplegar si logramos organizar nuestras fuerzas. Somos nosotros quienes hacemos funcionar esta sociedad y somos los únicos que podemos detenerla para defender nuestros intereses.
El futuro que nos depara este sistema está claro. Pero depende de nosotros luchar por nuestro propio futuro.