La Crisis de la Educación
Los problemas de la educación no pueden resolverse en una sola aula o escuela. La educación en toda sociedad sirve para mantener el orden existente y para socializar a los jóvenes para que funcionen dentro de ese orden. Eso significa educar a los niños para que funcionen en el sistema capitalista, un sistema basado en la explotación de la mayoría de la población del planeta. Un sistema basado en el genocidio, el racismo, la guerra interminable y la catástrofe climática.
Las Condiciones en Nuestras Escuelas
Antes de que comenzara la pandemia, los profesores y los alumnos se enfrentaban a clases muy numerosas, edificios en mal estado, libros de texto anticuados y una grave escasez de consejeros, trabajadores sociales y enfermeras. En ciudades desde Detroit y Newark hasta Baltimore y Washington D.C., el agua de los estudiantes estaba envenenada con plomo. En Virginia Occidental, el agua no era potable, siendo contaminada por más de cien años de residuos tóxicos procedentes de la minería. En Los Ángeles, había hasta 39 alumnos amontonados en un aula. En Texas, los pasillos eran patrullados por agentes de policía armados, quienes detenían a los niños por supuestos delitos que iban desde decir malas palabras hasta llevar ropa inapropiada. Y más de 12 millones de estudiantes padecían de “inseguridad alimentaria”, una forma elegante de decir que llegaban a la escuela con el estómago vacío.
Estas Condiciones no son la Excepción
Estas condiciones son la norma en los barrios pobres y de la clase trabajadora. Y la pandemia del racismo sistémico significa que la carga de un sistema educativo roto ha caído desproporcionadamente sobre los estudiantes pobres y de clase trabajadora de raza no blanca. Los estudios muestran que en todos los distritos escolares de los EE.UU., se gastan 2.200 dólares menos al año en un estudiante de color a comparación de un estudiante blanco. Por décadas, en ciudades por todo el país, los estudiantes de raza negra y Latina han asistido a escuelas segregadas y con escasos recursos. Estos estudiantes son castigados, expulsados y criminalizados de forma desproporcionada, ya que son canalizados hacia lo que se ha denominado, con razón, “el conducto de la escuela a la prisión”.
¿Y qué significa ofrecer una “buena educación” a estudiantes en estas circunstancias? La aritmética y la escritura les serán útiles. Pero ¿cómo les ayudarán las fracciones a entender el robo y la violencia que sufren? ¿Escribir una redacción de cinco párrafos les ayudará a encontrar comida y refugio? ¿Los exámenes de opción múltiple frenarán la brutalidad policial?
¿Qué Proponen los Multimillonarios?
Los multimillonarios y sus políticos proponen la privatización, el cierre de escuelas, los exámenes estandarizados y centrarse en controlar y castigar a los estudiantes. Esa es su idea de la educación para la mayoría. Eso es porque las escuelas en esta sociedad nunca fueron creadas para ofrecer una verdadera educación a la mayoría de nosotros. Su objetivo es formar a los hijos de las clases media y alta para que administren el sistema, y entrenar al resto de nosotros para que seamos trabajadores obedientes que sepan callar y seguir órdenes.
Una Lucha Social Más Amplia
La educación conecta a todos en la comunidad. Las escuelas reúnen a padres, abuelos, alumnos, conductores de autobús, trabajadores del servicio de comidas, trabajadores sociales, enfermeras, consejeros, oficinistas, repartidores, profesores.
El sistema educativo está en la encrucijada de los problemas a los que nos enfrentamos: racismo sistémico, pobreza, desempleo, privatización, falta de vivienda y hambre. La lucha por una mejor educación puede ser una lucha amplia e inclusiva. La educación pública podría ser el eje de la rueda en una lucha contra todas estas condiciones.
En lugar de luchar por clases un poco más pequeñas, algunos consejeros más y un pequeño aumento de sueldo, podríamos luchar juntos para transformar la educación como parte de la lucha para transformar toda nuestra sociedad. Una sociedad socialista significaría una educación para toda la vida. Sería como asistir a una universidad gigante que reconoce todo lo que aprendemos en la vida diaria. Imaginemos un mundo en el que cualquiera pudiera ser un filósofo, un científico, un artista, y un atleta, y pudiéramos liberar el potencial de miles de millones de seres humanos para construir un mundo mejor.