23 de agosto de 2023, Editorial de los boletines laborales de la fracción Etincelle del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), traducido del francés
“¿Mi consejo para los consumidores? Visita las tiendas, ejercita tus facultades críticas”. Este es el consejo que da a las familias Michel-Édouard Leclerc, director de la cadena de supermercados Leclerc. Cuando se trata de ahorrar dinero, ¡el hombre con una fortuna de dos mil millones de euros sabe lo que hace! Su consejo está tanto más fuera de lugar ya que su cadena registró ganancias récord para 2021 y 2022: un aumento del 22.5%, hasta 51.2 mil millones.
Para nosotros, los trabajadores, es una historia diferente. Los precios del combustible y la energía se están disparando. Los precios de los alimentos han aumentado un asombroso 17% desde marzo de 2022. Y para la próxima temporada de regreso a clases, el precio de los útiles escolares ha aumentado más del 11%. Según la Confédération syndicale des familles (Confederación Sindical de Familias), el costo medio de una lista completa de material de vuelta a clases para un alumno de primaria es de 233 euros, frente a los 190 euros en 2022 (+23%), 371 euros para un alumno de secundaria ( +3.5%) y 427 euros para un alumno de preparatoria (+3.1%).
Luchando por nuestros salarios
Esta inflación galopante no es inevitable. El sistema capitalista está creando un gran desastre económico y financiero, que los patrones están tratando de hacer pagar a los trabajadores mediante aumentos de precios y congelaciones salariales. Los empleados no se han quedado de brazos cruzados ante esta política: durante los últimos dos años, ha habido un número creciente de luchas por salarios más altos. En Vertbaudet, la huelga consiguió aumentos que oscilaban entre 90 y 140 euros al mes. En Disneyland, los gerentes intentan despedir a los empleados que se han movilizado desde junio pasado para exigir un aumento salarial de 200 euros. El 18 de agosto, uno de los empleados involucrados en las huelgas de este verano fue despedido por… ¡un waffle mal adornado! La solidaridad total es esencial, porque estas luchas están mostrando el camino a seguir.
La violencia social y policial no se ha tomado un respiro de verano
Las líderes de los sindicatos y de los partidos de izquierda se han mantenido muy tranquilas: ¡parecería que, a diferencia de muchos trabajadores, se han desconectado por completo durante sus vacaciones! Pero los empresarios, por su parte, han comprendido perfectamente el peligro que representan las huelgas que se prolongan desde hace meses. Están multiplicando sus maniobras de intimidación, pero no podrán desatar la ira general por los salarios. Y sobre todo lo demás, porque su agenda de ataques no ha parado: austeridad, amenazas al seguro de desempleo, leyes racistas contra los trabajadores migrantes y más por descubrir.
La violencia social va de la mano de la violencia policial: la inflación de precios va de la mano con un aumento de los delitos policiales. El gobierno se muestra complaciente con los policías que exigen impunidad mediante provocaciones en los medios y falsas bajas por enfermedad. Zanahoria para las fuerzas de represión, palo para los trabajadores que luchan por sus salarios, pensiones y condiciones laborales, Darmanin y Macron están utilizando la porra como la única solución a la crisis social.
Numerosos sindicatos y asociaciones que representan a las familias de las víctimas de los delitos policiales, así como organizaciones políticas de izquierda, organizan una manifestación contra la represión el sábado 23 de septiembre. El NPA convoca en esta ocasión a la movilización contra la violencia policial, contra la violencia patronal, y poner fin a este sistema que explota, oprime, mata y mutila. Un solo día de acción no será suficiente, pero es un primer paso que puede contar.
La violencia policial y la violencia social tienen una misma fuente: la violencia de la explotación. Para una respuesta a la altura de esta catástrofe social, redescubramos el camino de las luchas del invierno y la primavera pasados, cuando millones de nosotros estábamos en huelga y en las calles. Combinemos la fuerza de los números con la ira legítima de la juventud de la clase trabajadora contra la miseria y la represión.